25.4.10

23abril2010

  ¿Qué te puedo decir? Mi cuerpo vibraba de una forma espectacular, incluso antes de comenzar a bailar. Llegué cuando mi reloj marcaba las 15:33, y me dispuse a esperar a mis cuatitos de la "onda rockera" (en palabras de mi padre). 

  Mis cuatitos llegaron: Gavi, Vic y Pao; entramos, y buscamos algo para hidratarnos, al parecer las chelas se convertirían en el agua fresca del día. Mientras buscábamos nuestro gran líquido hidratante, nos encontramos a otro cuatito (Palomar). Nos dispusimos a buscar un buen lugar, y lo encontramos: hasta adelante, junto a la "barda". Sí, ahí donde casi casi sientes el sudor del vocalo.

  Apenas eran las 16.30 y el sol estaba en su punto. Difícilmente el alcohol me llegaría a la cabeza, apenas lo tomaba y lo comenzaba a sudar. El lugar se comenzaba a llenar; me encontré a varios conocidos, pero a casi nadie salude juju. Ya eran las 19:30 y la pantalla lo anunció: "00:29:59:59" Al fin, ya na'más media hora. 

  20:00 en punto, Los Bunkers salieron a hacerme vibrar. Debo de confesar que no conocía ninguna de sus pinches canciones; pero después del viernes, ya me se varias, y se están haciendo mis favoritas. Nada como conocer un grupo de esta forma, en vivo y sin que te lo cuenten.

  No se a que pinche hora salio Kinky, pero puedo decir algo: ¡baile hasta quemarme! Jajaja, me enamoré del bajista. Su actitud, su pantalón sexynegro, sus botas poquisimadre, su sombrerito vaquero. El tipo me hizo la noche y, de paso, me hizo encontrar otro amor platónico.        

  La verdad, no tenía expectativas de los Babasónicos. Casi no me laten, pero que espectáculo se aventaron. Me encantó como bailó el vocalista, tipo León (ZOÉ). Y bueno, que chingón que vinieron esos cuates.

  Mi mamá me habló, no le contesté jajaja. Mejor le envié un mensaje: "ey, sigo en el concierto. Si no encuentro camión, me voy en taxi, yo lo pago". Para mi estado financiero actual, la última parte me iba a costar un chingo de trabajo. Sólo rogaba que los taxistas no se azotaran con migo. 

  Y salieron. Panteón Rococó vino a alegrar mi vida. El slam, los gritos de resistencia, el sudor, la energía, y todos los etcéteras posibles, hicieron que las 8 horas que llevaba de pie valieran la pena. De momento ya no podía respirar, me ponía de puntitas y sólo recibía el golpe de la nata de humo que se extendió arriba de nosotros. Panteón se despidió, y ya eran las 12.20: definitivamente ya no alcanzaba camión. Me hice a la idea, y pensé "pues ya que pedo, me quedo a ver a la Maldita, y bien que valdrán la pena los 90 varos del taxi". 

  Una chela se hizo necesaria, pero ¡OH SORPRESA! no pasaban los tipitos proveedores del líquido revividor. Y bueno, respirar también era necesario, así que lo hice. Algo me decía: "voltea morra, voltea". Y, fucutum, volteo y estaba un tipo que conocí en la prepa, le pedí de su refresco y lo repartí entre mis cuatitos, casi casi le regresamos el puro espíritu del refresco XD.

  Faltaban 15 minutos para que saliera la Maldita, y comenzamos nuestro recorrido hacia la parte trasera del lugar, procurando ser de los primeros individuos en salir. Yo pensé que estaba lleno, pero el lugar estaba a ¡reventar!. No se de dónde salió tanta gente, o en qué momento se dejaron caer en aquel lugar. Pero bueno, llegamos hasta atrás y nos echamos en el pasto... Nos llamaron ebrios, pero la verdad, yo ya no tenía alcohol en la sangre. 


  Una de mis cuatitas ya se estaba durmiendo, y decidimos irnos. Al menos yo, ya no podía ni caminar. Y bueno, ya no vi a la Maldita, en otro momento será. Buscamos unos tacos donde cenar, yo solo quería agua para tomar. Cenamos en chinga y busque un taxi bonachón que me llevara a la casa por la módica cantidad de $60. No, ninguno. Todos querían $80, y sólo logré bajarle a $70.00 


  Llegué a mi casa, salude a mi mamá y me fui a mi cuarto. ¿Lo primero que hice? Escribir un tuit: "Sigo extasiada de rock, paz y baile".






Esperaré el pronto regreso
de un día como este. 


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