El primero

  Venía yo, muy campante y feliz, en el camión de regreso a mi casa. De repente, vi a dos pequeños individuos de no más de 6 años: B E S Á N D O S E.

  Y bueno, me puse a recordar mi primer beso. Debo de admitir que todo aquello que me decían:

"El primer beso N U N C A lo olvidas."

"N U N C A olvidarás a la persona que te lo dio."

"Siempre va a ser el mejor, por ser el primero."

"Lo vas a recordar por el resto de tu vida con

muchísimo cariño y añoranza."

  Son puras estupideces; y creo que debo de confesar ciertas cosas:

1. Es verdad: Al menos yo, NUNCA olvidaré ese primer beso. Y no estoy hablando de los besos como el que vi hoy. No, no, no, yo hablo de un beso bien dado. Y bueno, nunca lo olvidaré porque, definitivamente, no fue el mejor. Fue apresurado, fue apendejado, fue tímido. Ok, ok, también fue lindo, y tierno, y tal vez algo más raro que nada. Sin duda, esperaba algo mejor. 
2. Si, yo NUNCA olvidaré a la persona que me lo dio (su nombre no será revelado por motivos de seguridad... más mía que suya). Hasta el día de hoy, considero que fue un error. Si, un error que debió de pasar, por que después de ese beso me di cuenta que lo nuestro no iba a durar mucho. Y así fue, una semana después: cortamos.
3. Creo que ya deje claro que eso de que "es el mejor por ser el primero" no son más que patrañas. Para mi, el mejor, fue uno que di inmiscuida en una escena de película garusina, debo decir que no era el momento correcto, moralmente hablando. La luz ya no estaba, yo a jugar me dedicaba, y después de un rato, le encontré entre mis brazos, llenándome de besos, de muuuy buenos besos... tanto que hasta se me antojaron. ¡Ja!
4. "Lo vas a recordar por el resto de tu vida..." Tanto que le dedique esta entrada, se lo merecía. Me dedico una semana llena de suspenso y terror, y ahora me dedica risitas ahogadas. 

  Sin lugar a dudas, nunca olvidaré aquel primer ósculo (como me caga esta palabra). El primero de muchos, el primer pobre beso que será comparado con todos. Pobre aquel primer beso, por que ya fue dado. 

23abril2010

  ¿Qué te puedo decir? Mi cuerpo vibraba de una forma espectacular, incluso antes de comenzar a bailar. Llegué cuando mi reloj marcaba las 15:33, y me dispuse a esperar a mis cuatitos de la "onda rockera" (en palabras de mi padre). 

  Mis cuatitos llegaron: Gavi, Vic y Pao; entramos, y buscamos algo para hidratarnos, al parecer las chelas se convertirían en el agua fresca del día. Mientras buscábamos nuestro gran líquido hidratante, nos encontramos a otro cuatito (Palomar). Nos dispusimos a buscar un buen lugar, y lo encontramos: hasta adelante, junto a la "barda". Sí, ahí donde casi casi sientes el sudor del vocalo.

  Apenas eran las 16.30 y el sol estaba en su punto. Difícilmente el alcohol me llegaría a la cabeza, apenas lo tomaba y lo comenzaba a sudar. El lugar se comenzaba a llenar; me encontré a varios conocidos, pero a casi nadie salude juju. Ya eran las 19:30 y la pantalla lo anunció: "00:29:59:59" Al fin, ya na'más media hora. 

  20:00 en punto, Los Bunkers salieron a hacerme vibrar. Debo de confesar que no conocía ninguna de sus pinches canciones; pero después del viernes, ya me se varias, y se están haciendo mis favoritas. Nada como conocer un grupo de esta forma, en vivo y sin que te lo cuenten.

  No se a que pinche hora salio Kinky, pero puedo decir algo: ¡baile hasta quemarme! Jajaja, me enamoré del bajista. Su actitud, su pantalón sexynegro, sus botas poquisimadre, su sombrerito vaquero. El tipo me hizo la noche y, de paso, me hizo encontrar otro amor platónico.        

  La verdad, no tenía expectativas de los Babasónicos. Casi no me laten, pero que espectáculo se aventaron. Me encantó como bailó el vocalista, tipo León (ZOÉ). Y bueno, que chingón que vinieron esos cuates.

  Mi mamá me habló, no le contesté jajaja. Mejor le envié un mensaje: "ey, sigo en el concierto. Si no encuentro camión, me voy en taxi, yo lo pago". Para mi estado financiero actual, la última parte me iba a costar un chingo de trabajo. Sólo rogaba que los taxistas no se azotaran con migo. 

  Y salieron. Panteón Rococó vino a alegrar mi vida. El slam, los gritos de resistencia, el sudor, la energía, y todos los etcéteras posibles, hicieron que las 8 horas que llevaba de pie valieran la pena. De momento ya no podía respirar, me ponía de puntitas y sólo recibía el golpe de la nata de humo que se extendió arriba de nosotros. Panteón se despidió, y ya eran las 12.20: definitivamente ya no alcanzaba camión. Me hice a la idea, y pensé "pues ya que pedo, me quedo a ver a la Maldita, y bien que valdrán la pena los 90 varos del taxi". 

  Una chela se hizo necesaria, pero ¡OH SORPRESA! no pasaban los tipitos proveedores del líquido revividor. Y bueno, respirar también era necesario, así que lo hice. Algo me decía: "voltea morra, voltea". Y, fucutum, volteo y estaba un tipo que conocí en la prepa, le pedí de su refresco y lo repartí entre mis cuatitos, casi casi le regresamos el puro espíritu del refresco XD.

  Faltaban 15 minutos para que saliera la Maldita, y comenzamos nuestro recorrido hacia la parte trasera del lugar, procurando ser de los primeros individuos en salir. Yo pensé que estaba lleno, pero el lugar estaba a ¡reventar!. No se de dónde salió tanta gente, o en qué momento se dejaron caer en aquel lugar. Pero bueno, llegamos hasta atrás y nos echamos en el pasto... Nos llamaron ebrios, pero la verdad, yo ya no tenía alcohol en la sangre. 


  Una de mis cuatitas ya se estaba durmiendo, y decidimos irnos. Al menos yo, ya no podía ni caminar. Y bueno, ya no vi a la Maldita, en otro momento será. Buscamos unos tacos donde cenar, yo solo quería agua para tomar. Cenamos en chinga y busque un taxi bonachón que me llevara a la casa por la módica cantidad de $60. No, ninguno. Todos querían $80, y sólo logré bajarle a $70.00 


  Llegué a mi casa, salude a mi mamá y me fui a mi cuarto. ¿Lo primero que hice? Escribir un tuit: "Sigo extasiada de rock, paz y baile".

Esperaré el pronto regreso

de un día como este. 

"Tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, tiempo... eso es lo que necesito"

  El título de este post se encuentra en un tuit con fecha 11 de Marzo. La verdad, no recuerdo ni por qué tuitié eso, pero hoy en día puedo decir que: es verdad. Analizando mi vida, y la de las personas que me rodean, he llegado a una verdad evidente, algo que todos saben, pero que no quieren reconocer: Nos estamos quedando sin tiempo. 

  Tiempo para dormir, tiempo para comer, tiempo para estudiar, tiempo para trabajar, tiempo para reír, tiempo para estar triste, tiempo para ser feliz, tiempo para estar de ocioso, tiempo para amar, tiempo para los amigos, tiempo para la familia, tiempo para tomar, tiempo para escuchar música, tiempo para leer, tiempo para crecer, tiempo para escribir, tiempo, tiempo, tiempo, eso es lo que nos hace falta.


  Al parecer el mundo se está quedando sin tiempo. Las cosas nos aturden; queremos hacer mucho, debemos hacer mucho, necesitamos hacer mucho... sin embargo, el tiempo es poco. Por eso, debemos de disfrutar del poco o mucho tiempo que tenemos para hacer las cosas. Créame cuando le digo que más vale malgastar dinero que malgastar tiempo. El tiempo no se recicla, no, por lo tanto: utilícelo sabiamente.


  Sin lugar a dudas, a mi me gustaría tener tiempo para muchas cosas; pero bueno, al final del día, es imposible tener todo lo que uno quiere. Hoy, lamentablemente, dejamos pasar una oportunidad, por falta de tiempo. 


  Quiero que algo quede muy claro, mi corazón (si, ese ente extraño que a veces siento que ha tomado vida propia, y que realiza sus propias elecciones) se rehúsa a dejar de quererte; al parecer, le vale madres el tiempo. Te ha querido desde aquella primera vez, y creo que (lamentablemente, o no) lo seguirá haciendo. Ha encontrado en ti, antes que nada, a un amigo, a una extraordinaria persona con quien compartir, incluso si no lo quieres así. Si suena amenazador decir que no te dejaré partir, como el amigo que eres desde aquella primera vez, entonces que así sea: esto es una amenaza. ¿Por qué? Porque, simple y sencillamente, es imposible que deje de quererte, mi corazón no esta acostumbrado a olvidar.     

Hoy tal vez, sólo tal vez,
(entendiendo al "tal vez" como
una posibilidad muy muy remota)
lloraré en la intimidad de
mi habitación, cuando la
oscuridad cobije mi alma,
y mi llanto no sea profanado
por nadie, ni por tu recuerdo.

Esta entrada debió publicarse hace 2 días, pero, no tuve tiempo.


Y tan amigos como siempre.

NOTA a 2 días de haber publicado:

No seas pendeja, y comienza a olvidar.

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Suspendida en un hilo de realidad y confusión.

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Una Linda Marcianita Roja

 Había una vez una linda marcianita roja. Ella provenía de algún planeta de la Vía Láctea, ubicado cerca del Brazo de Orión. (No, no del Cinturón, del Brazo)

 Nuestra linda amiga marciana anduvo vagando por varios sistemas solares. Viajo miles de millas intergalácticas, paso de una galaxia a otra, de un planeta a otro, incluso durmió detrás de las estrellas, llenándose de polvo intergaláctico. Todo esto por un único motivo: Él.

 Le habían contado sobre Él, desde muy pequeña. Le decían que era maravilloso, muy muy muy grande, que te hacía feliz muchas veces y, otras tantas, también podía hacerte sufrir. Era algo raro y complejo, por eso ella le buscaba.

 Suponía, debía encontrarlo en algún lugar exótico, tal vez perdido en una selva de malvas alucinógenas. O quizá, se encontraría en aquel palacio que tuvo la oportunidad de conocer (cuando era pequeña); era un lugar solemne, imponente y seguro. Definitivamente ahí debería de encontrarse aquello que ella buscaba, pues el castillo era resguardado, con mucho celo, por 4 gigantes color azul y 2 enanos, cuyas cabellos estaban llenos de ponzoña.

 Decidió ir a aquel castillo, aunque se encontraba a más de 9,386,948,364,986,398,380.02 millas intergalágticas de donde ella se encontraba. Tendría que tomar 96 teletransportadores, y en el último, transbordar al de la línea 678, para después rentar una nave y conducir por 23,454 horas/luz. Después de esto, tendría que dejar estacionada la nave (pues la entrada de naves extranjeras estaba prohibida en aquél planeta) y realizar una pesada caminata espacial. 

 Y así lo hizo: tomó los 96 teletransportadores, transbordó en el último a la línea 678, rento la nave, estacionó la nave, y realizo la caminata espacial, hasta llegar a las entradas de aquel palacio. 


 Preguntóle a los gigantes, si en ese lugar se encontraba aquello que ella buscaba. Los gigantes le negaron la existencia de aquello que ella buscaba en aquel lugar, le decían que en ese lugar guardaban algo mucho mejor que eso, que en ese lugar guardaban dinero. 


 Decepcionada por el resultado de su búsqueda, decidió seguir buscando por el resto del universo, así se llevará toda la vida. Y así lo hizo durante mucho tiempo, llegó a las galaxias más lejanas, buscó debajo de los asteroides más remotos, y no encontró nada. 

 Nuestra linda amiga marcianita desistió, y decidió irse a vivir a un lugar pequeño, algo descuidado. El pequeño y extraño planeta estaba lleno de los pequeños seres que ahí habitaban desde hacía unos cuantos años atrás, le agrado el lugar, al menos no estaría sola.


...


 Un día, durante una caminata de aprendizaje (necesitaba observar a los habitantes de aquel lugar para conocerlos mejor, y actuar como ellos, sin despertar sospechas sobre su proveniencia), se encontró con un habitante de aquel lugar (al que ahora llamaba casa). 


 Era simple, se parecía al resto de los demás. A pesar de esto, nuestra amiga marciana no podía quitarle los ojos de encima, pues, gracias a sus poderes marcianos, podía observar el alma de aquel ser. Era físicamente alto, era formamente alegre, era físicamente guapo, era formamente honesto, era físicamente no-más delgado que ella, era formamente respetuoso, era físicamente de manos grandes, era formamente justo, era físicamente de ojos cafés, era formamente trabajador, era físicamente exquisito, era formamente encantador, y, antes que nada, contenía lo que había estado buscando por todo el universo.


 No podía explicárselo: ¿cómo en aquel ser, tan sencillo, tan él, se encontraba aquello que había estado buscando por tanto tiempo? Era inexplicable. Él la miró, y le sonrió. En ese justo momento lo entendió: "Aquello que tanto anhelas, esta donde menos lo buscas, y llega cuando menos lo esperas." Sin duda, ella había encontrado lo que buscaba: el amor, y lo había encontrado en: ÉL. 

Aquel extraño planeta es la Tierra,

aquella linda marcianita soy Yo,

el ser de mi descubrimiento: TÚ.

Te quiero peque.     

  

Somos animales, no payasos.

  Ya le traía muchas ganas a este tema. Sí, desde aquella vez que, caminando por las calles del centro de la ciudad, me encontré algo que tenía AÑOS de no ver. 

  Fue frustrante, inaudito, penetrante y algo entristecedor. Mi cuerpo reaccionó de diversas formas: mis puños se cerraron totalmente, la ira había dominado mi cuerpo; mis ojos se entornaron, a la vez que emitían una melancólica lágrima que se disolvió por mi cara; mi ceño se frunció, en total desacuerdo con lo que ante mí acontecía.

 Probablemente se este preguntando cuál fue el acto que tuve el infortunio de presenciar. Bueno, se trata, nada más y nada menos, de un trío de mis animales favoritos en el mundo (chimpancés) encerrados en una jaula de 2x3 metros. Este acto fue realizado como (simple, barata y de mal gusto) publicidad para un circo que se encontraba en la ciudad. 

 Decidí escribir esta entrada, en el momento en el que recibí mi acreditación como agente activo (virtual) de greenpeace. Ese mismo día recibí un correo (por parte de una amiga) con esto:

 Por supuesto lo difundí entre mis amigos más cercanos, y en este momento decidí compartirlo con usted, querido lector. 


 Es irreal cómo tratamos a los animales. Si, si, si, si, Dios dijo: 

"...llenad la tierra, y sojuzgadla, señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra."

 Quisiera saber en qué parte dijo que los tratáramos cual viles payasos de circo. Debo confesar que estos actos de brutalidad e insensibilidad me entristecen sobremanera. He decidido no ser parte de ellos, y espero que usted, querido lector, tampoco lo sea.

"El animal más peligroso

que conozco es el hombre"

-Jonny Keeling

"Primero, fue necesario civilizar

al hombre en su relación con el 

hombre. Ahora, es necesario 

civilizar al hombre  en su relación

 con la naturaleza y los animales"

-Victor Hugo

"El animal tiene, como tú, un corazón que siente.

El animal conoce, como tú, la alegría y el dolor.

El animal tiene, como tú, sus aspiraciones. 

El animal tiene, como tú, el derecho a la vida"

Peter Rosegger

      

De aquí y de allá (II)

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"Naufraguemos en tierra de nadie"

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 Sueño que sueño un sueño, donde tú estas soñando. Sueñas un sueño distinto al mío, pues en tu sueño tu no sueñas que yo este soñando que sueño contigo.

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 Huir. Escapar. Alejarse. Evitar. Desaparecer. Abandonar. Escabullirse. Desertar. Fugarse. Largarse. Marcharse. Evadir. Irse. Evaporarse. Pirarse. Retirarse. Emigrar. Apartarse. Ausentarse. Deslizarse. Zafarse. Eludir. Esquivar. Partir. Desvincularse. Aislarse..... Cuántos nombres para una misma calamidad. 

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 Egoísta, creo que eso es lo que fui. Me cuesta trabajo, tenme paciencia. Solo debo acostumbrarme a vivir de esta manera. Un poco de paciencia es lo único que pido, y verás que muy pronto olvidaré el egoísmo.   

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Algo decente

Estoy en ese punto donde tienes tanto que escribir que no sabes por dónde empezar. Temas de actualidad, temas de antaño, temas ecológicos; sobre animales, sobre personas, sobre marcianos que intentan parecer humanos, sobre mi, sobre él, sobre nosotros; temas prohibidos, temas desinhibidos, temas divertidos, y otros un poco aburridos. Por lo pronto esta entrada terminará eventualmente; mientras tanto, seguiré intentando escribir algo decente... 

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"No es necesario hablar del amor, porque el amor tiene su propia voz, y habla por sí mismo."

Paulo Coelho

1:38:41

Sinceramente, no pensé que lo lograrían. Veía sus caras y, todas y cada una de ellas, me decían lo mismo: NO LO LOGRARÉ.

A medida que la noche caía sobre nuestros hombros, mientras la seguridad de la luz del señor Sol desaparecía, mi pesimismo aumentaba. Mientras los segundos pasaban, mientras se convertían en minutos, me convencía cada vez más: NO LO LOGRARÁN.

Recordé cuando yo lo intenté. Pude verme escalando aquellos escuálidos escalones humanos, me vi sobre los sorprendentemente fuertes y frágiles hombros de mis amigos compañeros. Volví a sentir el maldito nervio, ese que acecha desde todos los ángulos, buscando el mejor lugar para atacar. Recordé y pude revivir aquel sudor frío y pegajoso que corría por mi frente y por mi nuca. Esa horrible y asquerosa sensación de VÉRTIGO. Pude verme volar por los aires (aunque se escuche como si me hubiera fumado una cruceta), pude verme caer, y levantarme después.  

Fue entonces cuando entré en razón: yo SI pude. Si, yo. Una pequeña individua extraña, proveniente de un planeta ajeno al Sistema Solar, algo un poco más lejano que Andrómeda. Yo pude. Y si yo pude, ¿por qué ellos no?

"Yo sé que ustedes pueden, demuéstrenmelo."

... 

Me sentí entusiasmada, tanto que un estado de éxtasis me embriago. Orgullo, honor, felicidad, alegría, No me alcanzan las palabras para describirlo. Y, después de una hora, treinta y ocho minutos, con cuarenta y un segundos: PASARON.

Fotografía por Ahui Rojas                                .

"El Reto"

Retiro en Carrillo Puerto

Desde mi casa fuera de casa.