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Sinceramente, no pensé que lo lograrían. Veía sus caras y, todas y cada una de ellas, me decían lo mismo: NO LO LOGRARÉ.

A medida que la noche caía sobre nuestros hombros, mientras la seguridad de la luz del señor Sol desaparecía, mi pesimismo aumentaba. Mientras los segundos pasaban, mientras se convertían en minutos, me convencía cada vez más: NO LO LOGRARÁN.

Recordé cuando yo lo intenté. Pude verme escalando aquellos escuálidos escalones humanos, me vi sobre los sorprendentemente fuertes y frágiles hombros de mis amigos compañeros. Volví a sentir el maldito nervio, ese que acecha desde todos los ángulos, buscando el mejor lugar para atacar. Recordé y pude revivir aquel sudor frío y pegajoso que corría por mi frente y por mi nuca. Esa horrible y asquerosa sensación de VÉRTIGO. Pude verme volar por los aires (aunque se escuche como si me hubiera fumado una cruceta), pude verme caer, y levantarme después.  

Fue entonces cuando entré en razón: yo SI pude. Si, yo. Una pequeña individua extraña, proveniente de un planeta ajeno al Sistema Solar, algo un poco más lejano que Andrómeda. Yo pude. Y si yo pude, ¿por qué ellos no?

"Yo sé que ustedes pueden, demuéstrenmelo."

... 

Me sentí entusiasmada, tanto que un estado de éxtasis me embriago. Orgullo, honor, felicidad, alegría, No me alcanzan las palabras para describirlo. Y, después de una hora, treinta y ocho minutos, con cuarenta y un segundos: PASARON.

Fotografía por Ahui Rojas                                .

"El Reto"

Retiro en Carrillo Puerto

Desde mi casa fuera de casa.